Intentando estudiar...

Me delizé por debajo de las sabanas, con un gran libro en mis manos. Bufé.

Pase la pagina, sin poder consentrarme.

Porque estas cosas seran tan dificiles? - pensé, en mi fuero interno, bufé otra vez, me tape hasta la cabeza.

Mordi mi labio inferior, desplazé el libro hacia el borde de la cama, haciendolo caer al suelo, cerre los ojos.

Di vueltas en la cama, intentando dormir, en vano.

Bufé, me levante aún en pijama, caminé hacia el baño.

Volví a mi habitación, me saqué el pijama, quedando solo en ropa interior.

Entré a la habitación que me había indicado Bartolomé, así se llamaba el hombre; mi nuevo.. ¿tutor? Sacudí la cabeza, encontrándome con una chica, en ropa interior. -Perdón.. -murmuré, recorriendo el lugar con la vista.

Tomé una remera, al cuerpo, al tiempo que escuche, una voz, me di la vuelta, una nueva chica, otra pobre victima, suspire, vistiendome en silencio.

La ignoré, buscando una cama para mi. Nisiquiera tenía mis pocas pertenencias.. me habían dejado sin nada. Bufé.

Me calze un jeans gastado, otra vez al trabajo. Mire a la chica con curiosidad.

- Soy Jazmín... - me presente, sentada en mi cama.

-Valeria -contesté, robótica, mientras me quitaba el calzado para revisar mi tobillo.

- Estas bien? ese tobillo se ve mal.. - dije, levantandome y llendo hacia ella.

La observé bien, por primera vez desde que había entrado allí. -Puede decirse que he caído varias veces hoy.. -comenté, haciendo una mueca de dolor.

Hize una mueca, ese tobillo estaba realmente mal, la voz de él irrumpió en la habitación.

- A trabaaajar chee... - dijo haciendo su aparición, lo fulminé con la mirada, volví mi vista a la chica.

-Peor de lo que me imaginaba, ¿trabajan? -pregunté, rendida.

Asentí con una mueca, miré a Barto.

- Ella no puede trabajar, esta herida... - dije enfrentandome a el.

-No te preocupes por mi, puedo hacerlo.. -susurré sólo para ella, no queriendo rebajarme. Aún no tenía confianza con nadie allí.

- Chiquita, todavia no entiendes quien manda aqui? - preguntó con una sonrisa burlona el hombre. - Vamos, las dos, a trabajar - gritó.

Me incorporé, rengueando, siguiéndolos a ellos.

Bufé, la miré con compación, seguí a Bartolomé.