Escapando!

Llegué corriendo a la playa, el primer lugar que se me vino a la mente al escaparme por la alta ventana de aquel asqueroso lugar. Seguí corriendo, sin parar, sabiendo que venían detrás de mí.

Tropecé con mis mismos pies. Idiota, pensé, enfadada. Me arrastré hasta lograr incorporarme, tratando de subir nuevamente al centro de la ciudad, por el otro extremo de la playa.

Volví a tropezar, cayendo sentada en la arena. Bufé, escondiéndome detrás de unas plantas. Miré el oscuro cielo, tratando de agudizar mi oído.

Escuché voces cercanas. Cerré los ojos, rogando porque se alejaran de allí. Quise moverme, para escapar, pero mi tobillo me traicionó. -Agg -mordí mi labio, para contener el quejido. Ahora no, maldito tobillo! Me lo había torcido.

Vencida, tomé mi tobillo entre las manos, esperando mi fin.

Las voces ya estaban a escasos metros. -Aquí estoy! Felicitaciones, me encontraron -grité, sarcástica, furiosa.

Cinco hombres, armados, entraron en mi campoi de visión. Los miré, desafiante.

-La encontramos! Vengan todos para acá! -gritó uno de ellos, mirándome burlonamente.

Lo escupí desde mi lugar, conteniendo las lágrimas. No quería volver al castigo.

Me tomaron por ambos brazos, al notar que no podía caminar por mi sola, y aunque pudiera hacerlo, no lo haría. Me arrastraron hacia el final de la arena, sin tener cuidado.

Volví a morder mi labio, para no gritar de impotencia. Algunas lágrimas rebeldes escaparon de mis ojos. Seguí resistiéndome mientras me llevaban.

Llegamos a un auto. Me obligaron a subir, salimos de allí.